lunes, 30 de julio de 2007

El Brocal de Sémele, por Luis María Anson


Luis María Anson

Un vientre sembrado de jinetes


Zeus se enamoro de Sémele, la de los pechos caídos hacia arriba, hija de Cadmo, rey de Tebas, y Armonía. El fruto de aquel amor fugaz fue Dionisos, el Baco romano inventor de la savia de los árboles y del licor que mana de los racimos. Hera, esposa encornamentada de Zeus, montó en cólera e incitó a Sémele a que viera al dios sobre su carro de ruedas de oro, en el apogeo de la gloria. La amante cayó fulminada por el rayo divino. Hermes se encargo de llevar al niño huérfano, Dionisos, con las ninfas de Nisa.
Amparo Ruiz Luján se ha metido en el cuerpo de la princesa enamorada para escribir El brocal de Sémele, editado por El Toro de barro, colección dirigida por Carlos Morales. Sus poemas arden de pasión y melancolía. Es la carne que tienta con sus frescos racimos, cercana siempre la tumba de Rubén que aguarda con sus fúnebres ramos. Las ingles de la amada son tapias de ceniza cuando siente el vértigo del dios que la desnuda. La música esta escrita entre la miel de sus piernas. En el abrazo pleno delira su secreto. A la busca del éxtasis perdido la amante sabe que Neruda tiene razón, que es muy corto el amor, tan largo el olvido. En la tarde sagrada de fugas vigorosas ella ama lo incomprensible, lame los pies heridos del amado, y sus gemidos, y se adentra en el laberinto de los besos y las bocas. Se descarna, por fin, la amada en éxtasis, mientras iza las palabras y quejidos, con el miedo ancestral en el “vientre sembrado de jinetes”, en el desvelo de sus muslos esclavos “Me duele el cuerpo de ti”.
La certeza de la muerte, el oscuro brocal del pozo, zarandea a Sémele. Se adormece su cuerpo en la tierra sin límites. La ausencia nerudiana del amado lo impregna todo frente a los escombros del mundo “Me queda poco tiempo”, se lamenta Sémele, “Cuando llega la muerte desato mi pelo para que me posea”. Tiene lobos en el vientre. Las manos muertas todavía se tienden hacia el amado inmóvil. “Al consumir el ultimo respiro te arrebaté el alma y puedo al fin morir”. Hermoso libro este de Amparo Ruiz Luján. El lector se queda conmocionado junto a la cripta sagrada donde yace su cuerpo.



("Canela fina" editada por el Diario LA RAZÓN")


(La imagen es de Von Stuck)


1 comentario:

Anónimo dijo...

Mala poesía que soportar, mala poesía.