Tu infinito está undido en mí
En el sótamo de la memoria selebramos fiestas de amor. En las llanuras se asendió un fuego loko. Las palombas fiestavan en la plasa. Pero el pásharo boló de la palma de Margalit Matitiahu, la poetisa sefardí que ha escrito en judeo-español, en ese milagro histórico ladino, bellos poemas de amor, Bozes en la Shara, voces en el bosque misterioso. ¿Ónde podere yevar el pezgor de mi alma?, se pregunta atónita y deshabitada Margalit.
El día nase de la tiniebla, "sos fuego sin fin", dice el amado, "asiendes en mí los sielos". Y ella, la que amaba con un amor que nasió de la respiración, constesta: "tu infinito está undido en mí". Y desde la carne estremecida, la piel en ignición, grita al amado: "despertas una dulse tempestá"
En el selensio, en el dio de la natura ke reyna, en su pelo kemado, la amada se entrega: "metal deritido son tus manos en mi alma, en mis estranias van karas errantes". Los kabellos ondulados del amado enrolaron sus dedos. "En tus ojos –le dice- se asembró el sol, se inflamó mi kuero". La piel estremecida se despierta en el selensio. La amada teje filos de palabras finas y se entristece como una mujer vestido de preto. "Tu existencia –escribe- desperta en mí la tempestá cubierta, vas descubriendo mi sonriza, eskondida en los sótamos de mi puerpo".
Desgarrado el lector por la profunda emoción de estos poemas sefardíes, por este lenguaje español, al que rindo homenaje, hoy, al inaugurarse en Valladolid el II Congreso Internacional de la Lengua, lenguaje conservado en amor durante cinco siglos, se queda mudo y tal vez –atónito ante tanta belleza. De repente el pásharo en la rama del árvole kanta un kante de cristal.
Luis María Anson
de la Real Academia Española
("Canela Fina" publicada en el Diario La Razón)
La fotografía es de Janusz Miller
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